Después de más de 30 años en el fondo del mar, el iceberg más grande del mundo se libera.

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Después de más de 30 años en las profundidades del mar, el iceberg más grande del mundo se libera.

Después de más de 30 años en el fondo del océano en la Antártida, el iceberg más grande del mundo, que mide 4,000 kilómetros cuadrados de área, comenzó a moverse.

Bautizado como A23a, tiene un tamaño de alrededor de 1,521 kilómetros cuadrados, lo que lo hace tres veces más grande que la ciudad de Sao Paulo. El ancho de su plataforma de hielo es de 400 metros, lo cual es cercano a la altura del cerro Pan de Azúcar en Río de Janeiro (396 metros).

Los científicos afirman que después de más de tres décadas de inactividad en el Mar de Weddel en la Antártida, comenzó a moverse rápidamente este año.

Los científicos creen que el reciente movimiento del iceberg puede atribuirse a los vientos y corrientes oceánicas. Desde 1986, ha sido un inquilino.

El A23a será lanzado con seguridad en la Corriente Circumpolar Antártica en dirección al Océano Atlántico Austral, siguiendo el camino a veces conocido como “el pasillo de los icebergs”. Sir Ernest Shackleton exploró esta ruta en 1916 para escapar de la Antártida después de la pérdida de su barco, el Endurance.

Si el iceberg choca contra Georgia del Sur, podría interrumpir el suministro de alimentos para millones de aves marinas como pingüinos y ballenas.

Este iceberg masivo ha estado en el fondo del océano durante más de tres décadas, pero ahora, de repente, ha comenzado a moverse. Su nombre es A23a y es el iceberg más grande del mundo, con un área de 4,000 kilómetros cuadrados. Esto es tres veces más grande que la ciudad de Sao Paulo. Su plataforma de hielo tiene un ancho de 400 metros, similar a la altura del cerro Pan de Azúcar en Río de Janeiro.

Los científicos han observado este iceberg inmóvil durante más de 30 años en el Mar de Weddel en la Antártida. Sin embargo, este año, ha comenzado a moverse rápidamente. Los expertos creen que este movimiento repentino puede deberse a los vientos y corrientes oceánicas.

Se espera que el A23a sea arrastrado por la Corriente Circumpolar Antártica en dirección al Océano Atlántico Austral, siguiendo la ruta conocida como “pasillo de los icebergs”. Esta ruta fue explorada por primera vez por Sir Ernest Shackleton en 1916, cuando intentaba escapar de la Antártida después de que su barco, el Endurance, se perdiera.

Sin embargo, este movimiento del iceberg plantea preocupaciones significativas. Si el A23a choca contra Georgia del Sur, podría tener un impacto devastador en el suministro de alimentos para muchas especies de aves marinas, como pingüinos y ballenas. Esta isla es un importante hábitat para estas especies, y un colapso en la cadena alimentaria podría tener graves consecuencias para su supervivencia.

La protección de estas especies es clave para mantener el equilibrio ecológico en la región. Los pingüinos y las ballenas son parte integral del ecosistema marino en la Antártida, y su desaparición tendría un efecto dominó en otras especies y en toda la cadena alimentaria.

Por lo tanto, los científicos y expertos están monitoreando de cerca la trayectoria del A23a y buscando soluciones para evitar un posible choque. Se están considerando varias opciones, como remolcar el iceberg hacia áreas más seguras o utilizar tecnologías avanzadas para controlar su movimiento.

La situación es urgente ya que el A23a es uno de los icebergs más grandes y poderosos jamás registrados. Su impacto podría ser devastador tanto para las especies marinas como para el ecosistema en general.

Los esfuerzos se centran ahora en encontrar la mejor manera de desviar este iceberg y proteger la vida marina en la región. Se requiere una acción rápida y coordinada para minimizar los daños y preservar el delicado equilibrio natural en la Antártida.

En resumen, el A23a, el iceberg más grande del mundo, ha comenzado a moverse después de más de 30 años en el fondo del océano. Este movimiento repentino plantea preocupaciones sobre el impacto que podría tener en la vida marina en la región. Los científicos y expertos están trabajando arduamente para encontrar soluciones y proteger el ecosistema antártico. La preservación de las especies y el equilibrio ecológico son fundamentales para garantizar un futuro sostenible en esta región frágil y única.